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Incendio del 2 de junio de 2008 provocado por los ganaderos para el rebrote del pastizal alpino, es la conducta que más destruye bosques y selvas de México

Zona deforestada para pastoreo en la zona norte del Nevado de Colima

Vacas en pastoreo por el bosque de propiedad pública
Liberan de Ganado al Nevado de Colima

El Nevado de Colima es una montaña fascinante de aproximadamente 4,250 metros de altura. Por su fácil acceso permite gran variedad de actividades; tranquilos días de campo, caminatas, campamentos, montañismo, alta montaña, bicicleta, observación de aves y mamíferos.

El 5 de septiembre de 1936 fue decretado Parque Nacional Volcán Nevado de Colima, con una superficie de 6,654 hectáreas.

Es una tradición en el occidente de México visitar el nevado tras alguna de sus tormentas anuales, así como la actividad recreativa de mayor demanda; cuando las nevadas salen en las noticias, el fin de semana próximo suele ser una verbena popular, y también días de caos vial por la logística de subir y bajar miles de vehículos.

La mayor parte del año el Nevado es un sitio accesible, tranquilo y abierto a los visitantes; ofrece una dificultad baja para su ascenso, por lo que es una buena cumbre de entrenamiento para los que quieren subir picos más altos.

El hecho de ser un bosque de montaña lluvioso, su vegetación es exuberante: las laderas están cubiertas por bosques mixtos de pino, ailes, oyamel y encino, que escasean conforme se gana altura, porque decrece la cantidad de oxigeno. En las partes bajas predomina el pino, y también se encuentran especies de musgos, lupinus, senecio buddleia, salvia y eupatorium. Es además el hogar de diversa fauna como halcones de varias especies, puma, lince rojo, armadillo, venado cola blanca, pecarí de collar, coyote, mapache, ardilla, cenzontle, perico, y reptiles.

Hoy en día el Parque Nacional Volcán Nevado de Colima es el único parque de alta montaña en México libre de ganado; esto favorece a la fauna nativa, ya que el cien por ciento del alimento que crece naturalmente está disponible para los habitantes del bosque. Pero no siempre fue así.

Problema antiguo
Como el Nevado está rodeado de terrenos que en la temporada de secas suelen tener muy poca agua, los ganaderos llevaban sus vacas a los bosques, abundantes en agua y alimento todo el tiempo. Las vacas perdidas buscaban refugio en la zona, lo que dio lugar a los rebaños de ganado orejano, que siguen presentes en la región del nevado y del volcán.

Durante décadas el Parque recibió la visita (podríamos decir “ataque”) del ganado. Desde mi primer estancia en 1977 vi más vacas que fauna silvestre; pastizales diezmados y corrales de manejo improvisados dentro de su perímetro. Las anteriores administraciones del Área Protegida, con poco presupuesto o apoyo por parte de alguna autoridad (federal, estatal, municipal, Profepa), no pudieron o no quisieron hacer nada al respecto. Resulta más cómodo en puestos públicos dejar las cosas como están y “llevársela tranquila” con los dueños del ganado.

Los pastos del Parque se han utilizado desde hace muchos años para el pastoreo extensivo de ganado bovino de diferentes razas, perteneciente a los que viven en las propiedades colindantes (de la información del cuadro anterior se desprende la presión que el pastoreo representa para los recursos naturales del Parque Nacional). El ganado vacuno come y destruye por partida doble: realiza un alto consumo de vegetación que lleva a la erosión por sobre-pastoreo, y con sus patas anchas, evolucionadas para dar soporte en pastizales húmedos, aplastan y matan las plantas que pisan.

De vez en cuando aparecían noticias sobre esta plaga en prensa escrita y TV, pero se trataba de un complejo problema que involucraba a las comunidades aledañas, que se apoyaban en la política de “Libertad al ejido” y bajo el comodín de la ilegalidad de “Usos y costumbres”; pequeños y no tan pequeños ganaderos que metían sus vacas al Parque Federal a alimentarse, sobre todo en época de secas; oportunistas que aprovechaban el forraje “gratis”. Las poblaciones de venados y pecaríes sufrieron las consecuencias por muchos años, ante la complacencia de las autoridades municipales, estatales y directivas del parque.

Los daños a largo plazo de la nociva práctica ancestral se refieren al pisoteo y extracción de plántulas en las áreas reforestadas y en regeneración, que prácticamente es escasa en pino, y nula en aile y oyamel.

Los incendios provocados por los ganaderos para el rebrote del pastizal alpino, han sido eventos continuos y desastrosos; conducta que ha puesto en peligro no sólo la conservación del ecosistema del Parque Nacional, sino de bosques y selvas de México.

El terreno erosionado, producto de la quema y sobre pastoreo, es otro daño directo. La pérdida de la cubierta forestal, que termina en un desplazamiento constante del suelo mineral, es perceptible en los suelos del Parque, cuya recuperación ahora es casi imposible.

Un héroe desconocido
En febrero de 2004 la situación comenzó a cambiar cuando fue nombrado Director el biólogo José Villa Castillo. A partir de entonces, el Patronato del Parque está en campaña permanente de información y acciones para evitar la invasión de ganado. Se solicitó a los dueños de predios vecinos que no introdujeran ganado en la zona protegida; se implementaron medidas respaldadas por la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Profepa.

El director Villa (en 2011 sigue en su puesto), como ningún otro de los ejecutivos de las Áreas Naturales Protegidas en México, dio la cara por la flora y por la fauna del Parque Nacional Volcán Nevado de Colima. Sus prácticas valientes y resueltas reorientaron el destino del Parque, lo que ha provocado que algunos ganaderos tomen medidas legales en contra de la Dirección, incluso de manera personal contra José Villa, quien ha tenido que defenderse por realizar acertadamente su trabajo.

Un paso adelante y otra para atrás
En la actualidad, el principal problema es la guerra por el agua. Los manantiales son propiedad del Parque Nacional, y los ejidatarios, que no poseen ni un centímetro, han impedido con el uso de la fuerza que el Parque tenga acceso a una sola gota. Algunos ejidatarios se han hecho del control político de la zona, justo porque tienen el control del agua del Nevado, que la venden a los ganaderos y a los aguacateros.

Conagua otorgó una concesión al interior del Parque Nacional como uso de abrevadero para ganadería al ganadero, que la misma Profepa sanciona por invasión. Lo peor es que el ganadero ha solicitado prórroga a la Conagua. La dirección del Parque, junto con el departamento jurídico de la Conanp, ha interpuesto una queja para que Conagua no vuelva a cometer ese gravísimo error.

En México, es un hecho la falta de una ley que persiga por oficio la invasión de tierras por ganado, lo que implica que los directores de las áreas protegidas no cuenten con el respaldo y las herramientas que los bosques y selvas de México necesitan.

Ante esta problemática tenemos el ejemplo de la acción resuelta de José Villa Castillo. Como mexicanos solo podemos reconocerle el cuidado de nuestro Parque: ¡gracias!

Texto:José Luis Leyva Navarro